sábado, 27 de diciembre de 2014

RECORRIENDO SAN FRANCISCO Y PASEANDO EN SU TRANVIA

La ciudad de San Francisco es relativamente pequeña comparada con otras grandes metrópolis americanas, sus calles son empinadas, y sus puntos mas interesantes son accesibles a pie o por transporte público. Su clima es generalmente templado, la temperatura nunca baja de 0 y raramente sube a mas de 25 grados, pudiéndose experimentar importantes contrastes de temperatura durante el día, cubriéndose la ciudad en la mañana de una densa neblina a lo largo de la costa, debido a las corrientes de aire caliente proveniente de los valles del interior de California que se encuentran con las corrientes de aire frío del Pacífico.

Comenzamos nuestro día en San Francisco, trasladándonos a la estación del  BART; sistema  veloz, práctico y confiable de transporte para movilizarse a  través del Área de la Bahía, es un metro subterráneo interurbano que comunica a la Península de San Francisco con diferentes ciudades ubicadas en el este de la misma, evitando el alto costo que implica conducir un auto, y de quedarse atascado en largas colas por el tráfico, permitiendo además llegar a tiempo al destino escogido, ayudando a mejorar la calidad del aire y minimizar el consumo de energía. Estos trenes de BART generalmente operan cada 15 minutos, excepto los fines de semana cuando operan cada 20 minutos, y además cuenta con cinco líneas o rutas, cada una de las cuales representada por un color en particular debidamente señalizadas en los mapas del Sistema  de BART.
 


Abuelos y abuelas disfrutando del placer de viajar, luego de haber cumplido ya hace rato con nuestro bello deber de criar y educar a nuestros hijos, ahora viajando con nuestros nietos en la mente y en el corazón. 


Imponentes y majestuosos rascacielos nos reciben al salir de una de las estaciones del  BART.




 
Esta ciudad seduce y encanta con sus empinadas calles, sus elegantes casas victorianas, habitantes de todas las razas y colores, y diversidad de aspectos.
 

 

 Vista de la isla Alcatraz, donde está ubicada la famosa cárcel en donde hoy día funciona un Museo sobre dicho centro de reclusión.



 
 
EL TRANVIA DE SAN FRANCISCO

El cable Car; medio de transporte ícono de este ciudad llamado comúnmente el tranvía de San Francisco, es hoy día monumento nacional, inventado en 1873 por Andrew Hallidie. Funciona con un cable subterráneo que se mueve constantemente  a 15 Km por hora.
La experiencia de pasear en el cable car en esta fascinante ciudad se hace imperdible, permite ver y olfatear sus empinadas calles más de cerca, dada la lenta velocidad que lleva, dejando de ser actualmente un medio de transporte para ser un medio de entretenimiento tanto para sus habitantes como para los turistas, .

 
Su funcionamiento es sencillo: se trata de un gran cable sumergido en el asfalto que gira continuamente alrededor de la ciudad, enganchando los conductores  al cable por medio de una cremallera que se suelta cuando acciona el tren y lo desenganchan para frenar. Ofrece la opción de recorrer la ciudad en un compartimiento acristalado o en vagones abiertos donde se va  sentado y/o parado.
 

Los primeros tranvías en San Francisco eran arrastrados por caballos, que difícilmente lograban subir las empinadas calles de la ciudad y fue a partir de 1873 cuando se probó el primer tranvía eléctrico de la ciudad.
Podríamos considerar al cable Car como un sobreviviente de otra época, estuvo a punto de desaparecer en 1947 pero ciudadanos enfurecidos se alzaron y en 1964 fue declarado Patrimonio Histórico Nacional. La razón de porqué pensaban eliminarlos es por los altos gastos que ocasiona, dado que cada dos a tres meses hay que cambiar los cables, y cada cable tiene un elevado costo de 20.000 dólares.
 



Definitivamente, San Francisco es una ciudad que seduce, invita a pasear, a caminar y a disfrutar de su costa y de toda la ciudad con su variada población y visitantes del mundo entero. Para mi, es un destino de obligada visita y que siempre va a despertar los deseos de regresar, tres días en ella, es solo un abre boca, sin embargo doy  gracias a Dios por haber conocido esta cosmopolita ciudad,  considerada como la más europea de las metrópolis norteamericanas. Y de aquí, a Aruba, escala final de este viaje antes de llegar a nuestra Venezuela.








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