Sábado 01 de diciembre. Para ese día, el destino seleccionado era el Museo de Louvre. Una vez desayunados nos dirigimos allí, se nos facilito la compra de las entradas y rápidamente ya estábamos en las salas mas importantes, las cuales por razones de tiempo, obviamente, era lo que podíamos visitar, dándonos algunos, nuevamente el gran banquete y otros, saboreando por primera vez como niños un manjar deseado, el observar la obra mas codiciada de este museo, independientemente cual sea la impresión particular y subjetiva de cada quien ante la misma, la Mona Lisa de Leonardo Da Vince. Siendo cautivados algunos por la majestuosidad de tantas obras que aunque las hayamos visto en los clásicos libros de arte, solo cuando estamos frente a ellas, como hormigas ante elefantes, es que caemos en cuenta de tales maravillas, de tanto talento y de lo fascinante que resulta para el ser humano el hecho de recrearse en obras que han inmortalizado a tantos genios que ha dado la humanidad a través de su historia. Cautivados por la experiencia del Louvre, decidimos irnos al Museo D'Orsay, museo sede de pintores impresionistas franceses. Antes, nos detuvimos en el Jardín de Toullerias, pasamos el Arco del Carrousel o Tuileries, refrescando la información de que ese Arco es lo que queda del Palacio que antaño habría en dicho lugar. Allí descansamos, nos recreamos con el pasar de la gente y con el museo de esculturas al aire libre, que es lo que actualmente es ese hermoso lugar parisino. Caminamos buscando el Sena, observamos el famoso Palacio Nacional, atravesamos unos de sus tantos puentes, concretamente el Puente de Los Candados, y así llegamos al Museo D'Orsay, logramos entrar y todos quedaron cautivados por esta antigua estación de tren que ha pasado a ser un museo intermedio entre el clásico Louvre y el Beaubourg, templo del arte moderno. Al salir de allí almorzamos, no en el mas deseado lugar, pero el tiempo apremiaba y lo importante era reforzarnos y cubrir lo mas posible el apretado itinerario que nos habíamos trazado. Retomamos el camino hacia la Catedral de Notredame, apuramos el paso, pero al llegar ya no nos permitieron la entrada, solo la visitamos por fuera y regresamos al hotel.
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