sábado, 13 de abril de 2013

DE REGRESO A VENEZUELA


Luego de una espera de 4 horas en el aeropuerto de Paris, y nuevamente un vuelo de 9 horas, finalmente llegamos a Venezuela a eso de las 3 de la tarde del dia 21 de diciembre, y unas 6 horas después, llegamos a Valencia, a la sede de nuestra escuela de yoga.
Mientras esperábamos el transporte en Maiquetía, creíamos que ya no llegaría, con la simpatiquísima respuesta del conductor, que nos dice; que el estaba allí desde las 3 pm, pero que estaba durmiendo en el bus esperando que nosotros lo buscáramos, sin percatarse que eso era imposible, pues era un chofer distinto al que nos había llevado  a Maiquetía, siendo el, quien tenía que ubicar al grupo, pero bueno, lo importante estaba ocurriendo, ya estábamos de nuevo en nuestro país, gracias a Dios. Tomamos carretera hacia Valencia, travesía en la que tardamos unas 3 horas, llegando a la sede de nuestra escuela, con la emoción del re-encuentro con nuestras familias.

Este viaje a la India y su estadía allí, fue un viaje súper especial, en todos los sentidos, todo el tiempo estuvo lleno de variedad de emociones, de contrastes, de personas especiales a nuestro ojos, tanto por su idioma, religión, tradiciones, creencias, vestimenta, comida, olores, su pobreza muy particular, la cual  a mi me resultó extraña, porque definitivamente es como si no desearan o no tuvieran interés en salir de ella, es simplemente un modo de vida, y milenaria,  así  ha sido y así seguirá siendo. Pienso; que para estos grupos humanos, esa miseria, ese desapego por lo material, por lo estético, por lo higiénico, es vista, como un camino que los conduce a ese SER SUPREMO, a quien todos, en nuestros diferentes ambientes y realidades, sentimos y buscamos SU encuentro.
Le doy infinitas gracias a Dios por todo lo vivido, por la oportunidad que me regaló de conocer otra parte de SU creación, y de haber compartido el viaje con este grupo, muy especialmente a Nelida y su esposo Andres Lago, quienes asumieron al grupo como a unos hijos, todos impregnados de una gran tolerancia y verdaderos deseos de compartir.

 Es un viaje muy difícil de olvidar,  todo lo contrario;  nuestro pensamiento nos llevará
recurrentemente a esa otra parte del mundo . 

Definitivamente:       ¡Om  Namon Naraya raya!

                           DIOS  lo penetra todo, Dios está en todos lados!



1 comentario:

  1. Que interesante y vivencial tu relato mi querida comadrita! Que Dios te bendiga y gracias por compartirlo !

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