sábado, 13 de abril de 2013

DELHI y VIEJA DELHI

Luego de nuestra estadía en Rishikesh, partimos nuevamente a Delhi, el final de nuestro viaje, estaba llegando, pero antes nos esperaba una larga travesía hasta Delhi. El paisaje; kilómetros y kilómetros con indis de ambos lados, con sus pintorescos trajes, y sus variados negocios, que van desde venta de vegetales, caucheras, barberías a orilla de carretera, zapateros, en fin, todo cuanto uno pueda imaginarse. En el trayecto, y faltando poco para llegar, nos detuvimos en un hermoso paradero, donde cultivan hermosísimas y variadas flores, aunque también vimos cultivar las que por este lado del mundo, se les conoce como cuarentena o cuarenta días, además de que pudimos comer unos ricos sandwiches, y unas pizzas muy al estilo nuestro.




Llegamos casi en la noche al hotel Madhubam, cenamos,  y algunos, se dispusieron a dar un corto paseo por los alrededores del hotel y otros decidimos hacaer el check out esa misma noche. Al día siguiente, 20 de diciembre, luego del desayuno, y ya con equipaje en el bus, fuimos a conocer NUEVA DELHI y VIEJA DELHI.
Primero nos llevaron a conocer Vieja Delhi, anticipándonos el guía, que esta parte de la ciudad era como Varanassi, pero realmente muchos coincidimos en que ésta era mas caótica, aquella  tenía dentro de su caos, el encanto del Ganges.


Pasamos luego a Nueva Delhi, encontrándonos
con una ciudad, con contrastes más acentuados,
en cuanto a construcciones, vehículos, vías,
autopistas.


Visitamos dos sitios importantísimos; la Tumba simbólica de Gandhi, llamada así, porque sus restos no están allí, el fue cremado y sus cenizas fueron lanzadas  al Ganges, sin embargo es un sitio hermoso, muy bien cuidado, y en donde se ha mantenido la tradición de que cada Jefe de Estado que visita ese sitio, siembra un árbol, permaneciendo en la tumba, flores y una llama encendida. Luego visitamos un templo, considerado el templo más grande de la India, al cual tuvimos acceso luego de muchísimas medidas de seguridad, teniendo que dejar celulares y cámaras en el bus, del cual sólo nos quedó el recuerdo pero sin poderlo plasmar en fotos, deslumbrante por su tamaño y decoración, repleto de oro, y  piedras preciosas.
Al salir de este templo, nos fuimos directamente a comer, tardando más de dos horas en llegar al sitio. Almorzamos finalmente, y de allí al aeropuerto, donde tomaríamos el vuelo hacia París, hicimos una escala de cuatro horas en el aeropuerto Charles De Gaulle, para luego tomar el avión de la linea Aire France que nos llevaría de vuelta a Venezuela. 






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